jueves, 26 de abril de 2012

Desideologización


Para que queremos ideología si con la razón es suficiente para alcanzar nuestros objetivos? Esta es una pregunta que se está instalando cada día más en nuestra sociedad y sobretodo, en los jóvenes, acelerando el proceso de desideologización.

Nos han enseñado a separar ideología de razón como el que separa el dogma de la verdad. Pero está división, prácticamente impuesta en nuestra educación, es ilusoria y ficticia. La razón resulta en sí misma una herramienta (no una finalidad) y está claramente encadenada a un modelo ideológico. Marx decía que la ideología dominante es la ideología de la clase dominante. Y una evidencia de esto es la investigación médica: un científico investigará aquello que le resulte más rentable al mercado porqué es la única finalidad de quienes financian su investigación. Así vemos como se invierten millones en luchar contra la impotencia masculina pero se olvidan aquellas enfermedades raras que aun no tienen cura.

Por lo tanto, los partidarios de ser gobernados por técnicos apolíticos caen, a mi modo de ver, en la trampa del pensamiento único. Si únicamente hubiese una manera de solucionar nuestros problemas, la razón sería la herramienta ideal. Pero no olvidemos que cada conflicto puede tener un inmenso abanico de soluciones y de que la razón puede ponerse al servicio de la causa más justa o más cruel (fuimos capaces con la razón de llegar a la Luna y de crear la bomba atómica). Por lo tanto, no la podemos desligar de la ideología.

Pero tampoco seré yo quien la desprecie y lo base todo en lo irracional, pues correría el peligro de ser engañado y esclavizado (moralmente, al menos) por los mismos dogmas que han venido haciendo esto durante la historia de la humanidad.

Es necesario fomentar en la educación el uso del razonamiento crítico que no acepte el modelo impuesto ni contribuya a reforzar el statu quo imperante.

Pero sobretodo, no hay que mostrar indiferencia ante la ideología ya que sin ella, construimos nuestras vidas medio vacías, encadenamos nuestro destino al de un sistema que nos hacen ver como inalterable y lo que es peor, nos convertimos en sumisos incapaces de hacer nada para ser los dueños de nuestro futuro.

Y con esto, me gustaría acabar recordando al presidente Roosevelt, que un momento de dura crisis como la que vivimos ahora dijo aquello de “a lo último que tenemos que temer es al miedo mismo”. Si queremos dejar de ser pisoteados en este momento en el que tantas y tantas cosas nos estamos jugando, perdamos el miedo a interiorizar nuestra ideología y pelear por cambiar las cosas. 

Adrián Sánchez
Secretari d'Organització JSC Terrassa

1 comentario:

  1. Adrián, pero tu estudias aeronáutica o filosofía. Que bien te explicas, chico. Me gusta mucho lo que dices.

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