lunes, 30 de mayo de 2011

Inmigración: ¿Realmente un problema?

Una de las múltiples conclusiones a las que hemos llegado después de las pasadas elecciones municipales ha sido la consolidación de fuerzas de ultraderecha que tienen como único discurso la falacia racista y xenófoba. Hablo por ejemplo de la tristemente conocida Plataforma per Catalunya del nostálgico del franquismo Josep Anglada o del Partido Popular que cuenta en sus filas con hombres de la “talla” de García Albiol.

Siempre he pensado que el racismo se cura viajando y el fascismo leyendo, pero me voy a explicar un poco más en profundidad.

La historia de la humanidad es la historia de los largos viajes, de las migraciones. Y no hace falta remontarse a la época prehistórica, simplemente con echar la vista atrás un par de siglos es suficiente. En el siglo XIX, de Europa marcharon 50 millones de personas rumbo a América. Europeos que emigraron buscando mejorar la vida que hasta entonces llevaban allá donde hubiesen nacido.  También me gustaría recordar cuando antes de que llegase la democracia a nuestro país centenares de españoles iban a Alemania, Suiza o Francia con la intención de encontrar allí trabajo, ahorrar y volver a casa. Y nosotros queríamos que fueran donde fueran, se les tratará con la dignidad que merecían, que no era poca, dado lo que eran capaces de hacer para sacar adelante a sus familias. Por lo tanto, solo hace falta tener un pelín de perspectiva histórica para rechazar las ideologías racistas.

Pero por si esto no fuese suficiente, me gustaría explicar ciertos problemas económicos que también resuelve la inmigración. Tal y como habréis notado, la población española es una población envejecida. Allá por los finales de los 70 acabó el boom de la natalidad y por lo tanto, aquellos que dejaron de nacer entonces  faltan ahora justo en el centro de la pirámide de población. Y a nadie se le escapa que esto es un problema. Lo es porque son justo los del centro de la pirámide de población los que con su trabajo pagan las pensiones de nuestros jubilados y la educación de nuestros pequeños. ¿Y quién se ocupa de rellenar este hueco tan importante en nuestra pirámide?  Efectivamente, los mismos a los que ahora algunos iluminados quieren echar.

Y no acaba aquí la cosa! Según fuentes del balance económico de la inmigración que realiza la Moncloa, los inmigrantes nos regalaban a cada ciudadano español  unos 120 euros al año. Es decir, un inmigrante regulado (que tiene papeles) cotiza en la Seguridad Social y paga impuestos directos como el IRPF. Y si estuviese en situación irregular, pagaría de todas formas impuestos indirectos. A cambio, recibe educación para sus hijos, protección social, cobertura sanitaria y según su nivel de renda, que suele ser bajo, las respectivas becas. Si a lo que nos dan le restamos lo que les damos, nos da un total de 6000 millones de euros a nuestro favor, que ha repartir entre los 47 millones que somos actualmente… hagan cuentas.

Por lo tanto y para concluir, resulta muy fácil culpar a los inmigrantes de nuestras adversidades actuales pero ellos no son el problema, más bien la solución. El verdadero problema de este país se llama Banco de Santander, Emilio Botín, BBVA, agencias de Rating y porque no decirlo, hombres como Josep Anglada que sin tener la influencia de los anteriores, intentan sacar provecho personal a costa de auténticos dramas humanos. 


Adrián Sánchez
JSC Terrassa